POESÍA
Por qué Poesía
Muchas cosas nos apasionan y nos reclaman: el amor, el trabajo, la lucha política, la poesía, el conocimiento. La poesía es la actividad que me condiciona y permite las otras. Es una de mis formas de relacionarme con el mundo, la que me coloca en un eje con polos a tierra y al cielo, al Paraná y al mar, a la selva y a los caballos que galopan entre el pajonal.
¿Qué sería del yaguareté sin que se digan sus manchas, su fiereza y su ternura, y qué de mi vida sorprendida y errante sin la palabra que la nombra y me la dice?
Mi poesía ha sido indefectiblemente escrita en momentos de alta densidad vital, de profunda angustia, alegría, tristeza, esperanza. Y la infatigable corrección de los textos no anula lo dicho, porque es una parte de la constitución del signo, una parte del decir inasible que busco, pero no su causa, aunque le sea esencial.
Porque la poesía se escribe o se dice para vivir la pasión o para no morir, pero nunca para pasar el tiempo. Para pasar el tiempo hay otras cosas, mucho más divertidas, que hacer.
La experiencia poética nos lleva a la parte misteriosa del mundo y de nosotros mismos, al sentir excepcional de ciertos momentos, a configurar textos claros y confusos, exaltados y serenos a la vez. Nos lleva también a la acción, ese algo inevitable de nuestra vida, pero a una acción peculiar, puesto que ha sido bendecida por la poesía.
A la poesía le debemos nuestra cabal ubicación en el mundo. Por eso es necesaria la poesía, y por eso mi poesía es necesaria para mí. Y espero que, si no necesaria, sea sí un poco compañera para quienes leen estas líneas.
(Este texto sirve de introducción a Poemas Fundamentales con el título de "Umbral")
Una opinión
La poesía de Ángel Núñez es algo fresco, fuerte, real, y vivido. Las palabras no mienten: ese poeta conoce la Pascua y quiere compartirla. La Pascua le ha sido fiel, no lo ha abandonado nunca, desde su juventud. Ahora sabe más que antes (sabe que se la encuentra andando, escribiendo novelas, hasta errando, en el doble sentido).
Pero ha preservado ese sitio de pureza, a la vez apasionado y sin pasión, donde sucede simplemente la resurrección.